Brasil


Vino

Pese a que se sabe que el cultivo de la vid en Brasil existe desde el siglo XVI y en el XIX se produce un notable impulso a la viticultura, no es hasta hace poco que empiezan a despuntar sus vinos. Se conocían sus espumosos y ya empiezan a destacar sobre todo sus blancos, aunque también producen tintos.

La principal zona vitivinícola brasileña está en el estado de Río Grande do Sul con 3 regiones destacadas: Serra Gaúcha, Campanha Central y Serra do Sudeste. Existe una Denominación de Origen en la sub-región Vale dos Vinhedos de Serra Gaúcha.

Sus vinos blancos se elaboran con las variedades chardonnay, riesling, sauvignon blanc y moscatel, a las que se añaden riesling itálica y pinot noir en el caso de los espumosos, mientras que los tintos se hacen a partir de cabernet sauvignon, merlot, gamay, tannat y cabernet franc.

Cerveza

La cerveza es la bebida más consumida en Brasil (65 litros per cápita anuales), país que ocupa el tercer lugar del mundo como productor, con 14.000 millones de litros al año.

Destacan entre las cervezas brasileñas:

  • Skol
  • Itaipava
  • Devassa
  • Antarctica
  • Schin
  • Bohemia
  • Brahma
  • Amstel, Heineken y Budweiser –de importación-

También hay mercado para las cervezas artesanas. Según datos recientes del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento de Brasil, las cervecerías artesanales registradas en el país han crecido un 37,7%.

Se emplean los más variados ingredientes para elaborar este tipo de cervezas: acerola, limón, cupuaçu, maracuyá, mandarina, açai, piña, pimienta, mate, mango, hibisco, anacardo o café.

Otras bebidas

Cachaça y caipirinha

La cachaça, segunda bebida en consumo tras la cerveza, es un destilado que está elaborado a partir del jugo de caña de azúcar fermentado. Su origen data de cuando los colonos portugueses introdujeron la planta en Brasil a principios del siglo XVI. La tomaban los esclavos africanos de las plantaciones porque se dieron cuenta de que les aportaba más energía para trabajar . Hasta que su producción se fue refinando y popularizando en todas las mesas –se le atribuía propiedades curativas- y llegó a convertirse en un símbolo nacional del país, hoy conocido internacionalmente.

En Brasil se conoce comúnmente como “pinga”, “chacha”, “caxa” o “branquinha” y son micro destilerías artesanas las que lo producen, salvo alguna que lo hace de forma industrial. Una harina de maíz llamada “fuba” fermenta el jugo de caña, se destila en recipientes de cobre y se mantiene, de 2 a 16 años, en depósitos de roble para que se ponga añeja.

La cachaza alcanza una graduación entre el 38% y el 51%  y se consume sola y sobre todo como ingrediente de cócteles, especialmente de la famosa caipirinha (cachaça, lima, azúcar y hielo). Esta palabra procede de la unión de los términos “caipira”, en referencia al campesino, y “cupurinha”, relativa a un demonio que antiguamente se creía que vivía en los bosques brasileños.

Es tal la importancia del destilado en el país, que en 1985 se creó la Academia Brasileña de la Cachaza –como se conoce en español-, que agrupa a decenas de académicos expertos (http://www.academiadacachaca.com.br). También existe un Día Nacional dedicado a esta bebida, el 13 de septiembre.



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